El día que un cometa se estrelló contra Júpiter: historia de un choque que nunca había sido presenciado por el hombre
Hace 30 años, en julio de 1994, un hecho que jamás había sido presenciado por el hombre tuvo lugar en nuestro sistema solar: el choque de un cometa contra el gigante Júpiter.
Se trataba del cometa Shoemaker-Levy 9, el cual había girado durante mucho tiempo alrededor del planeta más grande del sistema solar en una órbita de dos años, pero un desvío en su recorrido lo acercó al gigante gaseoso.
En la medida que el cometa se acercaba a Júpiter, las enormes fuerzas gravitacionales destrozaron a este cuerpo espacial.
Finalmente, la enorme masa helada quedó reducida a un rastro de fragmentos, algunos de aproximadamente un kilómetro de ancho, los cuales continuaron su recorrido hasta entrar en curso de colisión.
De esta manera, en julio de 1994, los fragmentos corrieron hacia el polo sur de Júpiter, explotando en bolas de fuego al entrar en la atmósfera llena de nubes.
Cada impacto desencadenó columnas de fuego que podían verse mediante la observación de los más avanzados instrumentos espaciales de la época.
Por ejemplo, el Telescopio Espacial Hubble logró fotografiar los fragmentos del cometa incandescentes en una increíble imagen panorámica.
También hay una secuencia que muestra las cicatrices temporales que dejó en la atmósfera de Júpiter el impacto de los fragmentos del cometa (imagen de la derecha que acompaña esta nota).
Pero tal vez una de las imágenes más impactantes fue la que se logró 60 días antes del impacto. La fotografía muestra los fragmentos del cometa rumbo a Júpiter, en una línea que se extendía a lo largo de 1,1 millones de kilómetros en el espacio (imagen de la izquierda que acompaña esta nota).
La colisión, que tuvo lugar durante seis días, fue la primera de dos cuerpos del sistema solar presenciada por humanos.