Acusan de contrabando y lavado de dinero a hombre que construyó gasolinera ilegal en Caracas
Un hombre fue privado de libertad acusado de construir una gasolinera clandestina en su casa, donde presuntamente acumulaba 3.000 litros de combustible, coincidiendo con la agudizada escasez durante la cuarentena por el nuevo coronavirus en Venezuela, informaron este jueves los tribunales.
Aparentemente, Jesún Ramón Soto construyó la estación de servicio por ser coleccionista de autos.
Tras ser arrestado por la Policía Nacional en su residencia en Caracas, una corte dictó prisión preventiva en su contra, según un comunicado del Tribunal Supremo de Justicia de Nicolás Maduro. Ordenó congelar, igualmente, sus cuentas bancarias.
El hombre es acusado por contrabando, tráfico de material estratégico y lavado de dinero, reseñó la agencia AFP.
En un país donde la gasolina prácticamente es regalada, con irrisorias tarifas, kilométricas filas de vehículos se observan en estaciones de servicio. Conductores amanecen haciendo cola e incluso pueden tardar días en surtirse.
Aunque Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, la escasez de combustible se hizo habitual y es crónica desde hace años en zonas fronterizas como los occidentales estados Táchira y Zulia. Caracas se había mantenido a salvo del desabastecimiento, pero se quedó seca en la emergencia por la COVID-19.
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Las denuncias de reventa se multiplican y un litro se vende entre 1 y 2 dólares en el mercado negro, dijeron usuarios a AFP.
Ello cuando, con las tarifas formales, con lo que se compra un huevo se pueden adquirir casi 9.000 gandolas de combustible de alto octanaje. Los precios de la nafta se rezagaron con un único aumento en dos décadas, aunque la voraz inflación y la violenta depreciación de la moneda han sido constantes.
El billete de menor denominación supera ampliamente el costo de llenar un tanque y muchos, ante la falta de efectivo, prefieren pagar al surtidor con alguna golosina.
Desde esta semana se aplica en Caracas un racionamiento con días asignados para surtir según número de matrícula. En ese contexto, Soto es acusado de revender combustible en su casa en una urbanización de clase media alta.
Fotografías divulgadas en Instagram por el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, mostraban dos pequeños surtidores en un patio de cemento, alimentados por un tanque, que replicaban una gasolinera convencional.
"No permitiremos que personas inescrupulosas se aprovechen de esta emergencia", apuntó Reverol.
Con los precios del crudo desplomándose, entre agudizadas sanciones de Estados Unidos contra el régimen de Nicolás Maduro, la escasez es creciente.
A Elimar Aponte, médico de 29 años que vive a 60 kilómetros de su trabajo en Caracas, le toca ahora "aventurarse" en el ferrocarril de los Valles del Tuy (estado Miranda) y luego en el metro de Caracas, donde solo pueden viajar personas con salvoconducto.
"Es horrible", contó a AFP Aponte, que pasó varias horas en fila el fin de semana, al volante de su automóvil, sin éxito.