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Arturo McFields Maduro

Farsa electoral de Maduro bendecida por AMLO, Petro y Lula

Nicolás Maduro está dispuesto a ganar perdiendo. La única manera de borrarle la sonrisa del rostro es seguir presionando para que la Corte Penal Internacional cumpla su labor, que todas las sanciones sean reimpuestas y que se desconozcan los resultados de esta tragedia electoral.

Por: Arturo McFields Yescas

Los presidentes Gustavo Petro, Luiz Inácio Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, son cómplices de la nueva tragedia venezolana. Reclamaron el fin de las sanciones y el inicio de un diálogo. Ahora guardan un escandaloso silencio.

La tiranía de Venezuela va para 25 años más. El dictador Maduro logró burlar la débil y dividida comunidad internacional, sedienta de petróleo y desesperada por frenar la hemorragia migratoria a toda costa.

Nicolás Maduro está listo para pagar el precio. Hace 5 años demostró que pudo sortear las sanciones, la pandemia y la condena de más de 50 países. Ahora las sanciones son menos y sus aliados son más. Quizás por ello no vaciló en llevar al límite su farsa electoral.

El negacionismo de Lula. El presidente de Brasil cree que los crímenes de lesa humanidad en Venezuela son asunto de narrativa y no de realidades. Culpa a las sanciones y no a Maduro, de la miseria, corrupción y represión que vive Venezuela.

Lula da Silva quiere mayor pragmatismo y menos democracia. Llamó a la oposición a buscar otro candidato y dar la batalla electoral. La oposición le tomó la palabra. Maduro respondió bloqueando, encarcelando e inhabilitando a todos sus adversarios.

El silencio cómplice de AMLO ha sido vergonzoso. Tras promover las pláticas que llevaron a los acuerdos de Barbados, su gobierno ha ignorado las inhabilitaciones y la persecución de la tiranía de Maduro. Su rol de garante y mediador fracasó.

México y Venezuela impulsan estrategia migratoria para frenar sanciones y mejorar relación con Estados Unidos. Casualmente los acuerdos se dan en el contexto del nuevo fraude electoral de la tiranía de Venezuela. Una estrategia maquiavélica.

El Presidente Gustavo Petro también es un colaboracionista de Maduro. Colombia pidió el fin de sanciones y apoyó la ruta de Barbados, sin embargo, ahora se esconde y guarda silencio ante la farsa electoral perpetrada por la dictadura de Venezuela.

Petro cree que el Consejo Nacional Electoral (CNE) funciona mejor que las instituciones electorales de Colombia. El exguerrillero se niega a condenar el corrupto sistema electoral de Maduro y asegura que el modelo electoral de Colombia “es muchísimo peor”.

Unos 10 candidatos de papel tuvieron el beneplácito de Maduro para participar en su show electoral. Todos fabricados a imagen y semejanza del tirano. Protagonistas de reparto de una puesta en escena de bajo presupuesto, actores malos y un final predecible.

En un intento desesperado por reactivar a su militancia y condenar a sus adversarios, Maduro vuelve a inventar otro intento de magnicidio. Una historia falsa pero que en las dictaduras bananeras tiene consecuencias letales sobre la oposición.

El fraude electoral en Venezuela tendrá consecuencias devastadoras en toda América Latina. La democracia y la seguridad fueron golpeadas severamente. El autoritarismo y el narcoterrorismo de estado se afianzan y ganan terreno.

Nicolás Maduro está dispuesto a ganar perdiendo. La única manera de borrarle la sonrisa del rostro es seguir presionando para que la Corte Penal Internacional cumpla su labor, que todas las sanciones sean reimpuestas y que se desconozcan los resultados de esta tragedia electoral. Una tarea difícil pero no imposible.

**El autor es periodista exiliado, exembajador de Nicaragua ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).


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