¿Por qué se dan regalos en Navidad? El origen de la tradición no tiene relación con Jesucristo y sorprende a muchos
Quedan pocos días para la Navidad, una de las fechas más especiales y esperadas en decenas de países del mundo, una ocasión originalmente religiosa que desde hace años se ha convertido en una celebración familiar y que muchas personas de distintas ideologías festejan.
Aunque la festividad cambia según el país en el que se celebra, en varias partes del planeta se convirtió en tradición ofrecer regalos en la noche del 24 de diciembre o la mañana del 25.
La Navidad, festividad cristiana que conmemora el nacimiento de Jesucristo, se celebra el 25 de diciembre según el calendario gregoriano.
Sin embargo, aunque se trata de una celebración muy antigua, la tradición de ofrecer obsequios no nació al tiempo sino que ha ido convirtiéndose mientras toma pequeñas cosas de cada cultura y creencias.
Diferentes expertos y estudios aseguran que fue la vida de San Nicolás, conocido como Nicolás de Bari, inspiró la figura moderna de Santa Claus o Papá Noel.
Nicolás, antes de ser santo, fue un obispo que vivió entre los siglos III y IV, principalmente en la ciudad de Myra, una antigua ciudad griega que hoy se conoce como Demre, en la actual Turquía.
Aunque se conoce poco de él, se dice que siempre estuvo dispuesto a servir a los necesitados, enfermos y pobres, sin embargo, bajo el reinado del emperador Diocleciano fue exiliado y encarcelado.
Quedó huérfano muy joven pero usó toda la fortuna paterna para atender a los débiles, los pequeños y los indefensos, según explica El Vaticano.
El obispo murió en Myra el 6 de diciembre del 343, pero no fue hasta años después de que partiera del mundo cuando empezó a sonar en los rincones del mundo.
Su tumba en Myra se convirtió en punto de peregrinaciones y sus reliquias fueron rápidamente consideradas milagrosas a causa de un misterioso líquido, llamado el “maná” de San Nicolás, que salía de ellas.
Su relación con la Navidad:
Una de aquellas historias que muchos consideran como el inicio de dicho mito navideño incluye a San Nicolás y uno de sus vecinos que tenía tres hijas en edad de casarse pero sumamente pobres.
Ante esta situación y para salvarlas de un destino de prostitución, Nicolás envolvió dinero en un paño y lo lanzó a través de la ventana de la casa del vecino, huyó inmediatamente para que no lo reconocieran y no dejó rastro.
Nicolás repitió su gesto generoso otras dos veces, pero la tercera noche, el padre de las jóvenes salió a tiempo de reconocer al misterioso benefactor, no obstante, el ahora santo le pidió guardar el secreto.
En los Paises Bajos y territorios germánicos se celebra la fiesta invernal de San Nicolás (en holandés “Sint Nikolaas” y después “Sinteklaas”), en la que se practica la la espera de los regalos: en ella los niños dejan zapatos o calcetines sobre una silla o junto a la chimenea y al otro día despiertan con regalos o dulces.
Justamente a Países Bajos se le atribuye haber "salvado" esta tradición, pues tras la Reforma Religiosa del siglo XVI, la devoción a San Nicolás desapareció en todos los países protestantes de Europa.
En Holanda persistió como Sinteklaas y fue llevada por colonos holandeses a Nueva Ámsterdam, lo que hoy se conoce como Nueva York) en el siglo XVII.
Sinteklaas fue bien adoptado por la mayoría anglófona del país con el nombre de "Santa Claus" y se convirtió en la leyenda que ahora persiste en todo el continente: un anciano generoso y benévolo que recompensa a los niños buenos con regalos.
Si bien algunos expertos dicen que este es el origen, la festividad que hoy se conoce mundialmente ha sido modificada, influenciada e inspirada por diferentes ámbitos culturales, ideológicos, entre otros.