“Por pedir abrigo y pan asesinaban a las personas”: sobreviviente de la infernal cárcel Sednaya en Siria
Cuando fue capturado por participar en las protestas de la llamada primavera árabe contra el régimen, Imad Saad Eddin Al-Aqraa llegó a prisión junto con un grupo de 113 personas, de las cuales solamente quedaron 8 de ellas con vida.
En la entrevista que realizó este valiente hombre desde algún lugar del norte de Siria para La Noche, comenzó señalando que no le iba a alcanzar el tiempo para poder describir las historias terroríficas que padeció durante casi una década.
Este experto en derecho internacional humanitario y doctor en ciencias de la comunicación es uno de los centenares de profesionales que terminaron en las pequeñas celdas y centros de tortura, instalados en Sednaya, a solamente unos 30 kilómetros de Damasco, capital de Siria.
“Nos obligaron a ver cómo mataban a nuestros compañeros y a otros presos. En una ocasión solamente por pedir un pan, me oprimieron el pecho, casi no podía respirar”, señaló.
Cuando llegaba el invierno y el fuerte frío se apoderaba de las paredes del oscuro centro de reclusión a nadie se le podía ocurrir siquiera la idea de pedir algo de abrigo, porque la respuesta podía ser una fuerte golpiza con una tabla de puntillas en todo el cuerpo o incluso la muerte.
“Por pedir abrigo y pan asesinaban a las personas”, lamentó durante la entrevista.
Los adultos no solamente tenían que presenciar los despreciables métodos de horror utilizados por las fuerzas de seguridad bajo el mando de Bashar Al Asad también los menores de edad que terminaron privados de su libertad en “el matadero”, como es llamada esa cárcel.
“Muchas personas que estaban migrando fueron detenidas. Los acostaban en el piso, les tapaban los ojos y les ponían los pies en el pecho. Los presos pedían misericordia y ellos solamente se reían”, narró.
Amid quien también es experto en derecho internacional humanitaria pide que Rusia entregue a Bashar Al Asad para que responda ante la justicia por todos los crímenes que cometió contra el pueblo sirio.
Según cálculos de organizaciones de derechos humanos, unas 30.000 personas fueron ejecutadas en la prisión Sednaya, incluyendo menores de edad.
“Violaban a los niños estando en la cárcel”, manifestó Imad Saad Eddin Al-Aqraa quien recuperó su libertad hace cuatro años y que ha recibido con satisfacción la caída de un régimen que también propició la desaparición de sus dos hermanas.