ONU: en Haití hay más de 700.000 desplazados y la mitad son niños
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), principal organismo intergubernamental en el ámbito de la migración en las Naciones Unidas, señaló que más de 700.000 personas, la mitad de ellas niños, son actualmente desplazados internos en Haití.
El organismo agregó que estas personas son obligadas a huir debido a la desastrosa situación humanitaria y a la violencia de las pandillas.
A inicios de septiembre, la OIM contabilizaba exactamente 702.973 personas desplazadas, lo que supone un aumento del 22% respecto a la situación en junio, señaló la organización en un comunicado.
"El fuerte aumento de los desplazamientos subraya la necesidad urgente de una respuesta humanitaria continuada", declaró Gregoire Goodstein, responsable de la OIM en Haití.
Asimismo, instó a la comunidad internacional "a que refuerce su apoyo a las poblaciones desplazadas de Haití y a las comunidades de acogida que siguen demostrando una extraordinaria resiliencia ante estos desafíos".
La mayoría de personas desplazadas en Haití, alrededor del 75%, se alojan en las provincias del país, explicó la agencia.
La capital, Puerto Príncipe, "donde la situación permanece precaria e imprevisible, acoge a una cuarta parte de los desplazados del país, que residen generalmente en lugares sobrepoblados, con poco o ningún acceso a los servicios básicos".
Y es que que son familias las que acogen al 83% de los desplazados, muchas de ellas señalando "dificultades importantes como escasez de alimentos, instalaciones de salud sobrecargadas y falta de suministros esenciales en los mercados locales".
Las infraestructuras y los servicios locales, especialmente en las provincias, también están sometidos a una gran presión, y entre las necesidades más acuciantes se encuentran la seguridad alimentaria, una vivienda adecuada y el acceso a la sanidad y la educación.
Mientras Haití se hunde en la miseria y se ratifica como la nación más pobre de la región, las carreteras nacionales permanecen ocupadas por las pandillas, que controlan la gran mayoría de la capital.
Estas pandillas están acusadas de asesinatos, violaciones, saqueos y secuestros para pedir rescate.