Policía española desaloja fiesta clandestina de Año Nuevo cerca de Barcelona
La policía regional catalana desalojó este sábado una fiesta ilegal de Año Nuevo cerca de Barcelona, en la que se reunieron unas 300 personas para bailar música tecno durante unas 40 horas.
La "rave" empezó el 31 de diciembre en el pueblo de Llinars del Vallés, a unos 30 kilómetros al noreste de Barcelona, y los juerguistas que participaron en ella no respetaron ninguna de las medidas para frenar el covid-19, como el uso de mascarillas o las distancias de seguridad.
Los Mossos de Esquadra, cuerpo policial catalán, indicaron en Twitter que "requisaron los equipos de sonido y todo el material utilizado para celebrar la fiesta".
"Denunciaremos a los organizadores y a todos los asistentes", aseguró la policía regional, quien comunicó que las multas oscilarán entre los 3.000 y los 600.000 euros.
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"Detuvimos a los tres organizadores de la fiesta ilegal en Llinars. Pasarán a disposición de la justicia en las próximas horas", añadió.
Según informó la emisora pública Radio Nacional de España, un helicóptero sobrevolaba la zona de la fiesta en el momento en que un centenar de agentes entraron en el almacén para desalojar a los fiesteros.
Según imágenes de la juerga obtenidas por la AFP, poco antes del desalojo había un grupo numeroso de personas bailando delante de una calavera gigante. La mayoría de ellas estaban pegadas unas a otras, sin mascarillas y también fumaban.
Cuando la policía entró en el almacén, muchos de los fiesteros se resistieron a abandonar el lugar, pero los breves altercados concluyeron después de que una mujer con el torso desnudo intentara calmar la situación.
Al menos nueve furgonetas de la policía fueron desplegadas para intervenir.
La policía regional no comunicó el número total de fiesteros multados o detenidos, muchos de los cuales no eran españoles.
Aunque se tuvo conocimiento de la "rave" desde el jueves por la noche, las fuerzas de seguridad no la desalojaron hasta el sábado a las 11H00 GMT, debido a la complejidad de la operación y la necesidad de garantizar la seguridad de los agentes y de los participantes en la fiesta, según explicaron a la prensa española.