OceanGate cancela su página web y sus redes sociales tras implosión del sumergible Titan
OceanGate, empresa dueña del sumergible que implosionó con cinco personas a bordo cuando exploraba los restos del Titanic, está borrando su rastro de internet.
La compañía, que había anunciado recientemente el cese de sus actividades, ahora desactivó su página web y está eliminando o privatizando sus redes sociales.
Mediante una pequeña letra roja en la parte superior de la página web, la empresa había anunciado el pasado 6 de julio la “suspensión de todas las operaciones de exploración y comerciales".
No obstante, este sábado 15 de julio se constató que el ciberespacio no permite la navegación por éste, pues sólo aparece una pantalla negra con el logo de OceanGate y la leyenda: “OceanGate Expeditions ha suspendido todas las operaciones comerciales y de exploración”.
Según datos de la herramienta virtual “Wayback Machine”, que ofrece el histórico de los sitios web con capturas de pantalla, el cambio se debió realizar entre el 12 y el 13 de julio.
Por otra parte, las redes sociales de la compañía como Instagram, Facebook y Twitter también han presentado cambios, ya que algunas han sido suspendidas o privatizadas.
En el caso de Instagram, la cuenta de OceanGate, que cuenta con más de 47 mil seguidores, fue privatizada y no permite que nuevos seguidores se sumen y detallen su contenido. En Facebook y Twitter, los perfiles parecen haber desaparecido.
La compañía, radicada en Estados Unidos, envió el pasado 18 de junio a un pequeño sumergible llamado "Titán" junto con su tripulación para observar, de manera turística, los restos del histórico Titanic en el océano Atlántico.
Según se conoció, la pequeña nave debía retornar a la superficie siete horas después. Sin embargo, cuando aún no habían transcurrido dos horas, se perdió el contacto con ella.
Tras conocerse la desaparición del Titan se puso en marcha una operación de rescate que pretendía hallar con vida a los cinco pasajeros, pero después de varios días de búsqueda por parte de las autoridades de EE. UU. y Canadá, los equipos descubrieron que la nave había implosionado poco después de sumergirse, lo que causó la muerte en el acto de los ocupantes, entre quienes se hallaba el jefe de la empresa, Stockton Rush.
Tanto Canadá como Estados Unidos han abierto varias investigaciones para determinar las causas de la implosión, considerada una de las mayores catástrofes marítimas del siglo XX.