México está midiendo el muro flotante en el río Bravo para determinar si se han respetado los límites internacionales
A inicios de junio, la administración de Texas, uno de los estados con más pasos de migrantes, empezó un plan contra las medidas del Gobierno Federal en la frontera sur.
La fuertes medidas comenzaron con la construcción de un “muro” de boyas flotantes en el río, según el gobernador Greg Abbott.
Este muro, en su primera etapa, cuenta con unos 300 metros de largo y, dependiendo de las zonas, su profundidad sería de 1.80 metros.
Este nuevo muro “antimigrantes” ha provocado una oleada de críticas y señalamientos hacia el Gobierno de Texas, que se ha opuesto fuertemente a la política migratoria del Gobierno Federal.
Ahora, a la disputa se suma México, que mediante la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) llevó a cabo “trabajos de medición de la barrera de boyas marítimas que ha instalado el Gobierno de Texas en las aguas del río Bravo”.
Según el Gobierno mexicano, con la implementación de esta línea flotante “se violan dos tratados internacionales”, por lo que envió una nota diplomática al Gobierno Federal de los Estados Unidos.
Mediante la nota, México ordenó una misión de expertos tipológicos para determinar que se respeten los límites entre ambas naciones.
Aunque no se conoce si la información obtenida podía ser determinante, los datos serán enviados a las oficinas centrales de CILA en Ciudad Juárez, Chihuahua.