La mujer venezolana carga con el mayor peso de la crisis humanitaria

En el Día de la Mujer, un grupo de trabajadoras y activistas protestaron en Caracas en demanda de sus derechos, pues ante el avance de la crisis humanitaria de Venezuela son el eslabón que lleva la peor carga. 

En el grupo estuvieron dirigentes de sindicatos como educación y salud, aunque también activistas por los derechos humanos y esposas de presos políticos. 

Liseth González, coordinadora de la ONG Provea, apunta que la ante la situación de deterioro general debido a la emergencia humanitaria, es la mujer quien asume el rol de cuidados en el hogar, algo que puede pasar desapercibido en la cotidianidad. 
“Si bien todos se han empobrecido, ellas además tienen que hacer cola para comprar el gas, para cargar el agua”. 

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Este crecimiento de los trabajos domésticos por la crisis de los servicios ha llevado a la reducción del trabajo remunerado. 

Es común en Venezuela escuchar a una mujer decir: “si no estoy quien se encarga de recoger el agua, de cuidar, de hacer”.

Esto hace que la mujer venezolana sea menos autónoma económicamente. Según González, en diez años ha bajado en 10 por ciento la tasa de participación de la mujer en el campo laboral, una cifra alarmante que va de la mano con otras aún más graves como el riesgo a avanzar hacia la pobreza extrema. 

Otro punto, es la pérdida de acceso a los anticonceptivos en el sistema de salud pública; así como la atención de un embarazo, enfermedades de transmisión sexual, etc.

El dilema entre comer y comprar un anticonceptivo en clínicas o farmacias privadas se resuelve por lo primero. “Hoy es muy difícil que la mujer pueda decidir sobre cuándo y cuántos hijos quiere tener, advierte González. 

Frente a este escenario es imposible pensar en el avance de los derechos de la mujer si no mejoran también su desarrollo.