Importante Museo de Berlín cierra sus puertas hasta 2037 por esta razón
El Museo de Pérgamo y su colección de antigüedades de clase mundial de Berlín cerró sus puertas este lunes para una restauración hasta 2037.
La institución ubicada en la Isla de los Museos de la capital alemana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga tesoros que incluyen el Gran Altar de Pérgamo, construido en el siglo II a. C., la Puerta Ishtar de Babilonia, de 2.600 años de antigüedad, y una vasta colección de arte islámico que abarca un milenio.
El museo, inaugurado en 1930 y que lleva el nombre de la obra maestra de la antigua Grecia, atrae a más de un millón de visitantes al año cuando todas sus exhibiciones son accesibles.
El edificio del museo, parecido a un templo, se construyó para exhibir el ornamentado altar y la Puerta de Ishtar, con los espectaculares relieves de leones de su Camino Procesional.
Sin embargo, las presiones del tiempo y el peso de las colecciones, que descansan sobre el poroso lecho de un río de la Edad del Hielo, han provocado que el museo se desmorone.
Estabilizar y reforzar los cimientos subterráneos de hormigón de más de un siglo de antigüedad es una larga tarea, lo que ayuda a explicar la extraordinaria duración y el costo estimado de 1.500 millones de euros (1.600 millones de dólares) de la renovación.
El desgaste a lo largo de las décadas, combinado con los daños duraderos de la Segunda Guerra Mundial, han provocado fugas de agua cuando llueve, dijo Barbara Helwing, directora del Museo del Antiguo Cercano Oriente ubicado en el edificio.
"El edificio está en muy mal estado y se está hundiendo, por lo que no sólo nos entristece que esté cerrado durante tanto tiempo", agregó.
Los críticos, sin embargo, han rechazado el elevado costo de la renovación y el hecho de que, aparte de unos pocos paneles solares, sus planes no incluyen una revisión "verde".
"El Museo de Pérgamo, completamente renovado, cuando se inaugure en 2037, será en términos de tecnología climática y energía un edificio del pasado impulsado por combustibles fósiles", escribió el crítico de arquitectura Nikolaus Bernau en el semanario Die Zeit.