Cardenal que estará en el cónclave revela el tiempo que tardaría en ser elegido el sucesor de Francisco y el "ambiente" dentro del Vaticano

El cardenal iraquí Louis Raphaël I Sako, patriarca de la Iglesia caldea y quien participará en el cónclave pactado para iniciar el próximo 7 de mayo, hizo unas breves declaraciones a la prensa sobre algunos pormenores de lo que pueden esperar los fieles católicos respecto al proceso en el que se elegirá al sucesor del papa Francisco.
Sako se refirió al tiempo que tardaría en ser elegido el nuevo sumo pontífice y el ambiente que hay dentro del Vaticano de cara al cónclave.
El cardenal indicó que espera un cónclave "corto" en esta oportunidad que debería extenderse por "dos o tres días".
También expresó que en la antesala del encuentro de cardenales “hay un ambiente fraternal y sincero" en el que se observa "un espíritu de responsabilidad para buscar a alguien que continúe el trabajo de Francisco".
El Vaticano informó entre tanto, este martes, que un cardenal español y otro bosnio, sin precisar sus nombres, estarán ausentes del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco por motivos de salud.
El portavoz de la Santa Sede Matteo Bruni no reveló la identidad de los dos purpurados que no participarán de la votación secreta que arranca el 7 de mayo en la Capilla Sixtina. El total de cardenales electores que participará cayó así a 133.
Los cardenales estos días han sido acribillados a preguntas sobre el perfil del futuro papa estos días en la entrada del Vaticano, donde avanza la preparación para el cónclave que en ocho días comenzará a elegir al sucesor del papa Francisco.
Unos 200 "príncipes de la Iglesia" católica se reúnen todos los días a puerta cerrada en la sala Pablo VI del Vaticano en las "congregaciones generales" en las que debaten las prioridades para el futuro de esta institución de 2.000 años.
Abordaron la víspera por ejemplo "temas de particular relevancia para el futuro de la Iglesia" como "la cuestión de los abusos" sexuales en la Iglesia, uno de los retos más dolorosos de Francisco.
"¡Eminencia, eminencia!", gritan periodistas frente a la columnata de Bernini al ver pasar a cualquier purpurado, reconocibles por los cinturones y solideos rojos.
Los rodean una multitud con cámaras, teléfonos inteligentes, pértigas y micrófonos, bajo la mirada curiosa de los turistas que visitan el Vaticano. La mayoría evita hablar con la prensa. Pasan sin apartar la vista del suelo o sonriendo en silencio. Por eso el acercamiento de Sako a la prensa fue agradecido por periodistas y simpatizantes.
Los cardenales de la Iglesia católica decidieron el lunes que el 7 de mayo iniciarán las votaciones para elegir al sucesor de Francisco, fallecido el 21 de abril a los 88 años y despedido en presencia de 400.000 personas.
Los 133 cardenales menores de 80 años con derecho a voto se encerrarán desde ese día en la majestuosa Capilla Sixtina para elegir al nuevo líder espiritual de 1.400 millones de fieles, y no podrán salir hasta que la fumata blanca preceda el esperado "Habemus papam".
Es un proceso que ha despertado fascinación desde hace siglos y ahora exacerbado tras el estreno de la galardonada película Cónclave.
La elección que llevó a Francisco en 2013 a la Silla de San Pedro tomó dos días, la misma duración la de su predecesor, Benedicto XVI, ocho años antes.
El italiano Pietro Parolin aparece como uno de los papables favoritos a medida que crecen conflictos y crisis diplomáticas por el mundo. Este cardenal ejerció como secretario de Estado con Francisco tras ser nuncio en Venezuela.
La casa de apuestas británicas William Hill lo pone por delante del filipino Luis Antonio Tagle, seguido del cardenal ghanés Peter Turkson y del también italiano Matteo Zuppi.
Los cardenales no tendrán acceso a sus celulares, al internet, ni a la prensa durante el cónclave. El 80% de los 133 electores fue designado por Francisco, muchos vienen de zonas del mundo históricamente marginadas por la Iglesia y muchos no se conocen.
Uno que finalmente desistió de participar fue el italiano Angelo Becciu, de 76 años, condenado por malversación y despojado de sus privilegios por el papa Francisco tras una operación inmobiliaria opaca en Londres.