Búnkeres de guerra transformados en museos, bodegas de vino y hasta salones de tatuajes

En Hong Kong búnkeres construidos en los años 30, cuando el territorio asiático era una colonia británica, operan hoy como bodegas de máxima seguridad. Por 450 dólares al mes, los ultra ricos guardan sus costosas botellas de vino y champán en antiguos almacenes de municiones. Y este no es un caso único. De Albania a Suiza, lo que una vez fueron refugios de guerra están siendo transformados en museos de arte y hasta salones de tatuajes.