Lula da Silva: así ha sido la vida del cuestionado político obrero que liderará otra vez Brasil
Luiz Inácio da Silva pasó de ser lustrabotas y vendedor ambulante a ser elegido tres veces para ocupar la Presidencia de Brasil. Este hombre de 76 años, que desde muy joven se volvió uno de los referentes de la lucha sindical y luego en uno de los políticos de izquierda más cuestionados debido a acusaciones por corrupción, volverá a estar al frente del poder Ejecutivo tras ganar las elecciones que se llevaron a cabo este domingo 30 de octubre.
A pesar de que su carrera había sido considerada “enterrada políticamente” por su encarcelación, el líder izquierdista obtuvo una votación de más de 60 millones de votos en esta segunda vuelta; en la primera, obtuvo un 48,4% de los votos, es decir: 57.259.504.
Cabe resaltar que Da Silva fue uno de los protagonistas de la marcada polarización que se vivió en medio de esta campaña presidencial, donde fueron constantes los ataques e insultos que se intercambió con el presidente Jair Bolsonaro, líder de derecha, su principal rival político y a quien derrotó en estos históricos comicios para gobernar el país.
El pequeño Lula
Fue el 27 de octubre de 1945 cuando Eurídice Ferreira de Melo tuvo a su séptimo hijo, a quien apodó Lula, en un pequeño municipio del estado de Pernambuco, uno de los más pobres del noreste de Brasil, donde el agua y la luz escaseaban entre la población.
No fue sino hasta cuando tuvo cinco años que Lula pudo conocer a su padre: Aristides Inácio da Silva, quien decidió dejar a su esposa e hijos en búsqueda de un nuevo trabajo. Lula nunca tuvo una buena relación con él, y en una biografía lo definió como un hombre “alcohólico y muy violento”.
En 1956 la familia Da Silva se mudó a Sao Paulo, principal ciudad de Brasil, con el fin de tener mejores oportunidades. La necesidad económica obligó a que Luiz Inácio abandonara la escuela y realizara diferentes empleos: limpiabotas, ayudante en una tintorería y vendedor ambulante. A los 14 años consiguió un puesto en una planta de producción de tornillos y más adelante fue admitido en un curso técnico de tornero mecánico, lo que le ayudó a emplearse en varias empresas metalúrgicas.
A los 17 años sufrió un accidente laboral: perdió gran parte del dedo meñique de su mano izquierda mientras usaba una prensa hidráulica. En 1966, cuando tenía 18 años, fue testigo de cómo se instauraban las políticas de la dictadura militar.
Lula, el sindicalista
Lula se inició en el sindicalismo al ingresar a trabajar en Industrias Villares. Fue su hermano José, militante del Partido Comunista Brasileño, quien en 1968 lo motivó a participar en las reuniones del sindicato para hablar sobre las necesidades y demandas de la clase trabajadora.
En ese momento empezó a participar de forma activa en pro de los derechos de los obreros, quienes reclamaban un mejor salario, mayor cobertura social y demás garantías laborales. Su interés fue tanto que antes de cumplir los 30 integró el Comité Ejecutivo y en 1975 asumió la presidencia del Sindicato Metalúrgico en representación de más de 100 mil trabajadores.
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Su actividad lo hizo convertirse en uno de los referentes más importantes de la lucha obrera. En febrero de 1980 ayudó a fundar el Partido de los Trabajadores (PT), de origen socialista, y en abril de ese mismo año comandó una de las huelgas más duras en contra de la dictadura militar, la cual duró 41 días y le costó una condena de tres años y seis meses de prisión por “desorden público” al desafiar la Ley de Seguridad del Estado.
A pesar de esto, Lula solo duró 31 días en la cárcel, pues la sentencia en su contra fue anulada gracias a un recurso de apelación. Cuando retomó su carrera sindical y política, asumió la presidencia del PT, que se convirtió en el partido de izquierda más votado en las elecciones constituyentes de 1986 al restablecerse la democracia.
La cuarta fue la vencida
No fue sino hasta el cuarto intento que Lula da Silva logró llegar a la presidencia de Brasil. La primera vez que disputó este cargo en las urnas fue en 1989, y aunque su discurso de izquierda ya era popular entre la población y logró más de 30 millones de votos, fue derrotado en segunda vuelta por el conservador Fernando Collor de Melo, quien dimitió de su cargo en 1992 tras múltiples acusaciones por corrupción.
Su segunda candidatura fue en 1994. Sin embargo, en esa ocasión ni siquiera logró pasar a segunda vuelta y quien llegó finalmente al palacio del poder Ejecutivo fue Fernando Henrique Cardoso, que hacía parte del Partido de la Social Democracia Brasileña. El tercer intento fue en los comicios de 1998, cuando sufrió uno de sus peores fracasos políticos debido a que Cardoso fue reelegido con el 51% de los votos.
Luiz Inácio Lula da Silva pensó en retirarse de la contienda electoral ante los fracasos anteriores, pero en enero de 2003 se posesionó como el primer presidente obrero de Brasil al obtener el 61% de los votos en la segunda vuelta que se disputó con el economista José Serra, quien pretendía continuar con el legado de Cardoso. “Yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma: el título de presidente de la República de mi país”, expresó en ese momento.
En 2006 fue reelegido con más del 60% de los sufragios. En esa ocasión compitió electoralmente con el candidato de la centro-derecha, Geraldo Alckmin.
Las principales banderas de su gobierno se enfocaron en combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad. Durante sus ocho años convirtió al país en potencia gracias a las reformas políticas, sociales y económicas que impulsó para reducir el desempleo e impulsar el crecimiento del PIB. Además, en cuanto al plano internacional se destacó por su postura frente al programa nuclear de Irán y los debates sobre el cambio climático.
Da Silva dejó el Palacio de Planalto con más del 80% de aprobación y quien lo reemplazó en el poder fue Dilma Rouseff, de su mismo partido. Aunque participó activamente como asesor de ese gobierno, en 2011 tuvo que interrumpir su actividad política al ser diagnosticado con cáncer y someterse a quimioterapias.
Caso Petrobras: la sombra en la carrera de Lula
La popularidad de Da Silva se vio afectada cuando fue acusado en medio del conocido caso Petrobras, la mayor empresa estatal de Brasil y Latinoamérica. Este escándalo se destapó en el marco de la Operación Lava Jato, considerada como la investigación más grande por actos de corrupción en la historia de ese país.
Este proceso en el que se vio involucrado el expresidente de Brasil tuvo implicaciones a nivel regional y a partir de este quedaron descubiertas jugadas sucias como el lavado de dinero y la entrega de millonarios sobornos por parte de grandes constructoras como Odebrecht a políticos a cambio de la adjudicación de jugosos y apetecidos contratos.
En marzo de 2016 las autoridades llegaron hasta la casa de Lula da Silva para allanar la residencia y arrestarlo tras haber sido acusado de beneficiarse en medio de este entramado corrupto. En primer lugar enfrentó cargos por supuesta obstrucción a la justicia y, después, fue señalado de cometer delitos como: corrupción pasiva, lavado de dinero y tráfico de influencias.
Una de las denuncias que más sonó en su contra fue el supuesto recibimiento de un soborno por parte de la constructora OAS para que la favoreciera en un contrato con Petrobras. Según la denuncia, este se habría materializado en la reforma a una lujosa vivienda en la costa de Sao Paulo.
Da Silva tenía la intención de volver a la presidencia en 2018. Sin embargo, el famoso juez Sérgio Moro lo condenó a una pena de nueve años de prisión al considerar que habían pruebas suficientes para demostrar su responsabilidad en medio del escándalo. En ese momento, la decisión lo dejó fuera de la contienda electoral.
Aunque la condena había sido ratificada en una segunda instancia y Lula da Silva pasó más de 500 días en prisión, en 2019 las autoridades ordenaron su libertad y en 2021 el Tribunal Supremo Federal (STF) anuló la sentencia que había sido impuesta en su contra con el argumento de que no se le respetaron los derechos durante el proceso.
La anulación de esta condena permitió que Lula da Silva volviera al ruedo político y, tras presentar su candidatura oficial en mayo de este año, prometió que este sería su último paso por la Presidencia con el fin de que en Brasil “hayan nuevos días de progreso”.
Redacción NTN24.com