Entre lágrimas, Alex Saab cuenta en el podcast de Maduro la versión de su detención
Nicolás Maduro hizo su tercer podcast entrevistando a Alex Saab, quien estuvo detenido por Estados Unidos, acusado de lavar miles de dólares a través de los negocios de importación de alimentos que se venden en zonas populares de Venezuela.
Maduro estuvo junto a su esposa Cilia Flores, y Alex Saab estaba sentado junto a la suya, Camila Fabri, a quien la pareja presidencial no dejaba de halagar por “la lucha por los derechos humanos y la libertad” del colombiano.
“Estoy aquí, conquistando a mi hija”, fue una de las primeras frases de Saab, refiriéndose a la hija menor de su matrimonio que tenía apenas cinco meses de nacida cuando él fue detenido en Cabo Verde.
“Feliz de estar ayudando al país, gracias a ustedes que no se cansaron porque los gobiernos de derecha cuando un funcionario tiene un problema lo primero que hacen es abandonarlo. Yo nunca dudé que iba a regresar”, dijo Saab, con su habitual cola de cabello, camisa blanca y zapatos negros pulidos.
Pero Maduro lo entrevistó comenzando por preguntarle dónde había nacido, a lo que respondió que, aunque su padre es libanés y su madre palestina, él nació en Barranquilla.
Al hablar del tema que lo vincula a Venezuela, asegura que siempre se dedicó al comercio pero que viajó muy joven de Colombia a Venezuela a vender toallas, pero que fue en 2019 cuando entró de lleno al mercado, luego de casi diez años comercializando productos.
“Empecé en la importación, traía alimentos en esa época también de Colombia, de Turquía, de otras partes, empieza la época de pre-sanciones, porque desde el 2011 ya se sentía la presión sobre Venezuela, las transacciones en los bancos eran muy difíciles, y eso precedió todo el bloqueo que mas adelante vendría”.
“Ya para el 2016 era muy fuerte, el precio del petróleo cae bastante, muchos decidieron irse, yo fui uno de los que se quedó a luchar, usamos nuestras infraestructuras para traer los alimentos y las medicinas. Usted crea los CLAP porque si no se direccionaba a los más pobres, íbamos a llegar a un punto en el que estábamos desabastecidos. En abril de 2018 me nombra enviado especial, ya como funcionario público”.
“Embajador con pasaporte diplomático e inmunidad diplomática”, lo interrumpe Maduro.
“Sí, yo viajaba vía Nigeria, y Argelia negó el permiso de aterrizar. Los pilotos le dicen que la opción es Cabo Verde para echar combustible e ir a Irán. Nunca viajo con mi familia pero ese día estaba con mi hijo, estuve como 40 minutos en la pista dentro del avión, estábamos conversando cuando entran violentamente al avión, me sacan, me empujan fuera del avión, sin zapatos, me ponen una capucha y me llevan a un salón del aeropuerto. Me llevan a algún sitio, me dicen que necesitan una tarjeta de crédito mía, en la maleta cogen una tarjeta de mi esposa, yo no podía tener porque estaba sancionado y compraron una Visa para entrar en Cabo Verde. Eso está registrado; no hubo orden judicial, nada”.
Cuenta que la primera noche comenzó la tortura. “Me ponen en un calabozo oscuro, a la noche siguiente, sin comida ni agua, me empiezan a pedir que debo firmar mi extradición voluntaria a EE.UU, se va perdiendo el control, meten una silla, me esposan de pie y mano, sacan una toalla y comienzan a echar agua poco a poco para que sintieran que me ahogaba, todo para firmar la extradición y hacer una declaración contra el gobierno cuando llegara a Estados Unidos. Al día siguiente me llevan ante una juez, los mismos torturadores, amenazaban de que no podía decir nada; la jueza se bajo el tapabocas y me dijo, vas a la cárcel”.
Dice haber estado en una prisión en medio de un desierto, “van por mi otra vez, me ponen capucha, me llevan a otra isla de San Vicente, a un calabozo, oscuro, sin baño y sin nada, incomunicado, en las peores condiciones, con un balde para hacer las necesidades, me abrían una vez al día para que botara el balde, y si yo tomaba agua la tenía que echar en el mismo balde. El primer día no tomé agua, al segundo no hay opción, ellos me brindaban sopa y les decía que no; me llevaban a una celda diferente cada noche hasta las 5 am”.
Cuanta Saab que tras varias quejas logra que alguien le lleve una comida al día, “la revisaban y tiraban la comida al piso. Así me tuvieron un mes. Me devuelven a la isla de Sal y ahí comienza la tragedia, golpes, me cortaban los brazos, me los dejaban en carne viva, me ponían lámparas en la cara, me echaban alcohol, para que entre en pánico, me golpeaban, y decían: hay que hacer colapsar al gobierno”.
“Yo les decía que estábamos en pleno covid, ustedes quieren cortar todo (el comercio de alimentos) pueden haber miles de muertos y me decían que no importaba, que el fin era lograr un cambio de gobierno, así pasaron, ellos torturándome y yo negándome. Esa tortura llegó hasta al final de octubre, querían que mintiera y lo que me decían muy claramente es que ya no había tiempo, que iban a iba a intervenir a Venezuela, que Juan Guaidó iba a pedir intervención militar, esa última sesión fue monstruosa, llegaron con cámaras de filmación y maquillaje, me dijeron que si no hablaba me iba a matar. Yo me quedé esperando que vinieran a matarme”.
Asegura que el 16 de noviembre “un guardia me toca y me dice Alex van a pasar una persona de derechos humanos con el director, grita, y di que te están torturando, yo grito, siento que se detienen, luego se van, ahora me cuesta hablar de eso, al rato llegan de nuevo, me hablan y me dicen; Alex estamos aquí por ti, despidieron al director Correia de la prisión, y es cuando yo digo que comenzó la limpieza de daños, no me cambiaron las condiciones de reclusión pero no hubo más golpes”.
También cuenta que a mediados del 2021 lo llevan a lo que describe como una “parodia de casa por cárcel, había personas con capuchas las 24 horas del día, la única diferencia era que había luz y un baño; estaba la presión psicológica todo el día, entraban a cualquier hora”.
Entre comentarios de Nicolás Maduro, Cilia y Camila Fabri, el gobernante le pide contar cómo fueron los días antes de su liberación.
“El jueves 14 de diciembre pregunto si había novedad en el caso porque sabía que las negociaciones estaban en curso. No me dijeron nada. El lunes me sacaron de la celda y me llevaron a una de vidrio, vestido de naranja, creo que a menos 10 grados, con las luces prendidas. Ahí estuve dos días sin comida ni agua, no me decían lo que estaba pasando”.
“El miércoles en la mañana, tipo 5, me sacaron de ahí y me llevaron hacia el edificio de la corte, espere otra hora, me llevaron a otra celda, finalmente, subo esposado de pie y de manos a un avión, estaba el enviado especial de Estados Unidos, Roger Castel, y otros funcionaros. Castel hace que me quiten las esposas y ya con él y su equipo el trato fue excelente, ahí me enteré donde iba, me explicaron el procedimiento del canje y cuando vi a Jorge Rodríguez lo abracé y me dijo: tranquilo de aquí no nos vamos sin ti”.
Alex Saab ha sido incorporado a la mesa de diálogo entre el régimen y la oposición venezolana, según lo aprobó la Asamblea chavista. Entre las condiciones de su liberación están las de no contar detalles de su detención.