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Sábado, 21 de diciembre de 2024
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Juan Falkonerth, columnista. Embajador

Dignifiquemos el servicio público en Colombia

La constante, en torno a cómo se designan a los altos servidores públicos, parece ser inexperiencia y cero conocimientos técnicos en las funciones a desarrollar.

Por: Juan Falkonerth

Recientemente, Margarita Rosa de Francisco, reconocida actriz colombiana de los años 90 había recibido el ofrecimiento por parte del presidente Gustavo Petro, para ser cónsul de Colombia en Miami, Estados Unidos. Sin ningún conocimiento técnico ni mucho menos experiencia para tal dignidad. Ella admitió que no tenía la preparación, pero como si fuera un tema menor propuso a su hermana Adriana, “feriando” así el cargo público. Al presidente no le sonó la idea y terminó nombrando a la hermana de la actriz como primera secretaria de asuntos exteriores de dicho consulado. Adriana es astróloga genealogista, según su perfil público en LinkedIn.

Lo sorprendente y a la vez irónico de todo esto, es que la misma Margarita, había escrito un trino en el que advertía que si ella o algún familiar recibía algún cargo del gobierno del Pacto Histórico la denunciáramos. ¡Eso hicimos, la denunciamos ante la opinión pública!

Recordemos episodios lamentables por hacer este tipo de nombramientos, Guanumen, cónsul en Chile, generó indignación en varios sectores del país, por correr la línea ética del Pacto Histórico, o que decir del embajador de Colombia en México, quien en declaraciones, dijo que el gobierno de ese país debía negociar con narcotraficantes. Sus credenciales para el cargo: haber participado en modelos académicos de Naciones Unidas.

Casos como estos, nos llevan a reflexionar en torno a cómo se designan a los altos servidores públicos en cargos estratégicos y de relevancia para el país. La constante parece ser, inexperiencia y cero conocimientos técnicos en las funciones a desarrollar. Basta con observar a Irene Vélez, ministra de minas y energía, para entender lo preocupante de la situación, ella lidera la transformación energética en el país desconociendo profundamente el sector y estigmatizando los hidrocarburos.

A los trabajadores de a pie se les exige estrictamente conocimientos técnicos y experiencia profesional relacionada para ser considerados en los cargos a proveer en el Estado, mientras las altas dignidades son asignadas (feriadas) a personas que no cumplen con el mínimo de los requisitos.

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Nórida Rodríguez, otra reconocida actriz del país es hoy la gerente del sistema de medios públicos, RTVC. Su tarjeta profesional fue expedida de manera exprés días antes de su posesión, con lo cual, es fácilmente deducible que si no la tenía fue porque nunca ejercicio la profesión.

A esto debemos sumarle los escándalos que protagonizan y que afectan la institucionalidad. Muchos comportamientos ponen en tela de juicio aspectos éticos. Esto no sería importante de no ser porque le hacen daño a la institucionalidad y a la democracia, ya que cada día, las personas creen menos en sus representantes.

En la larga lista podemos encontrar al alcalde de Calima el Darién, quien se emborracho en un establecimiento público, se desnudó y luego montó una escena para hacer creer que le echaron algo en su bebida, al alcalde de Manizales, que se fue de vacaciones y no retornó a tiempo a su ciudad para atender una emergencia aduciendo el alto precio de los tiquetes aéreos, el senador Alex Flórez, que justificó su borrachera en Cartagena y el hecho de presuntamente haber intentado contratar a una menor de edad como trabajadora sexual, porque estaba conmovido con la masacre de Chochó, Sucre. La lista sigue.

Susana Boreal, representante a la cámara por el Pacto Histórico, ha demostrado en múltiples oportunidades desconocer el trámite legislativo. Se ausentó más de 30 días de su cargo desatendiendo su trabajo. Ella es celebre por presuntamente maltratar a sus colaboradores y haber contratado a su pareja sentimental en la Unidad de Trabajo Legislativo – UTL, que ella misma lidera, sin el lleno de los requisitos legales.

María Fernanda Carrascal, ponente de la recién hundida reforma laboral, preguntaba afanosamente en sesión en el congreso, si el presidente de la república llamaría a extras para discutirla. Desconociendo que la misma ley determinaba en este caso que al no obtener los votos necesarios y al terminarse la legislatura el proyecto no podía ser agendado en dichas sesiones. Calculen.

Ministros de gobierno no se quedan atrás, la ministra de trabajo tramitaba una reforma laboral que no creaba ni incentivaba la generación de empleo en el país, lo dijo ella misma en varios medios de comunicación. Carolina Corcho, exministra de salud, fungía como férrea enemiga del sistema y sin escuchar lo discutido en las mesas de concertación quería imponer un modelo que nos devolvería al famoso Seguro Social de décadas atrás.

Pero lo que resulta aún más sorprendente de todo esto, es que ninguno de ellos asume su responsabilidad y siempre tienen una respuesta para todo. Esto hace que se pierda la credibilidad. Todos podemos cometer errores o sufrir impases, pero reconocerlos es algo que siempre ayudará a resarcir en parte la culpa. En el caso de los servidores públicos, se espera y se predica que sean modelos de comportamiento para la sociedad, ya que ellos encarnan la institucionalidad, pero en muchos casos ya no parece importar.

Ojalá se valore más la meritocracia y el tecnicismo sobre el activismo populista, para que Colombia recorra las sendas del progreso y del desarrollo. ¡Dignifiquemos el servicio público!

Cápsula 1: Se filtro en varios medios de comunicación la versión de que el magistrado Ibáñez, de la Corte Constitucional, había presentado ponencia para tumbar la ley de la Paz Total del gobierno Petro. Al parecer vicios en su trámite legislativo y la ausencia del concepto del Consejo de Política Criminal serían los argumentos centrales. Esto es muy grave porque nuevamente demuestra la deficiencia del ejecutivo y su bancada en el congreso para hacer bien las cosas. Aún debe debatirse el futuro de la norma en la sala plena de la corte que tiene 9 magistrados. Incertidumbre.

Cápsula 2: La inseguridad se tomó a Bogotá y al país. El robo casi de película el pasado jueves en el norte de la ciudad así lo dejó ver, a plena luz del día y bloqueando parte de la vía principal delincuentes hicieron de las suyas atracando con armas de fuego en la calle 94 y 78 con carrera 7 sin que ninguna autoridad se hiciera presente. Duele ver como cada día la inseguridad se incrementa. Votemos bien en las próximas elecciones regionales, la seguridad eje central.

Cápsula 3: La novela Leyva – Benedetti continúa. El canciller ha tenido que soportar la extensión del periodo del embajador de Colombia en Venezuela, hasta el 19 de julio de este año por orden presidencial. Esto le resultó muy incómodo ya que recordemos que el mismo Leyva había dicho que Benedetti era un borracho y que en tres horas lo tendría por fuera de la misión diplomática. Mientras esto ocurre, el embajador sigue ganando tiempo y dilatando investigaciones judiciales que no se pueden adelantar mientras ostente el fuero diplomático.

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