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Miércoles, 18 de diciembre de 2024
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Arturo McFields Arturo McFields

Dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua apoyan agresiones de China contra Taiwán

Lea aquí la columna de opinión de Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la OEA y miembro del Cuerpo de Paz de Noruega.

Las tiranías de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela han cerrado filas ante las pretensiones de China de anexarse por la fuerza el territorio soberano de Taiwán. Los cuatro regímenes exigieron que nadie interfiera sobre “los derechos históricos” del dragón asiático.

Xi Jinping ha lanzado una serie de ejercicios de guerra que rayan entre la propaganda y la agresión inminente. La operación de “fuerte castigo” es en respuesta al nuevo presidente de Taiwán Lai Chin-te, al que consideran un separatista y alborotador.

La tiranía de Cuba, con 65 años en el poder, inició una cadena de expresiones en respaldo a China. El Canciller Bruno Rodríguez externó su apoyo “al principio de una sola China y al reconocimiento de Taiwán como parte inalienable del territorio de ese país”.

Desde el año 2019, China ha modernizado su infraestructura de espionaje militar en Cuba. A finales del año 2022, la Habana anunciaba un donativo de 100 millones de dólares a la isla para apoyar su corrupta y mal administrada economía. Ahora es tiempo de pagar favores.

El régimen cocalero de Bolivia también se ha sumado a la defensa de las amenazas de China. Bolivia ratificó “el reconocimiento del principio de una sola China. De igual forma, apoya la Resolución 2758 de 1971 que sostiene que los representantes del Gobierno de la República Popular China, son únicos representantes legítimos ante las Naciones Unidas”.

Bolivia es un peón de los intereses de China. El país sudamericano cuenta con dos estaciones de control satelital, la estación terrena de La Guardia y la estación terrena de Amachuma. Ambas son infraestructuras clave para los intereses de seguridad de China.

Nicaragua, que por 14 años obtuvo millonarios préstamos y donaciones de parte de Taiwán, afirmó que en el mundo existe una sola China y que el gobierno de Taiwán es una simple provincia de la mega potencia comunista.

La dictadura de Nicaragua defendió también el hostigamiento militar de China como acciones necesarias para la paz. “Apoyamos todos los esfuerzos del Gobierno de China para mantener la estabilidad en el estrecho de Taiwán y la paz mundial”.

El régimen de Nicolás Maduro también se decantó en legitimar la supremacía China sobre Taiwán y sus esfuerzos por una “diplomacia de paz”. Venezuela afirma que este es un territorio histórico de China y “rechaza la posición secesionista del líder del Partido Democrático Progresista (PDP), Sr. Lai Ching-te”.

Maduro no quiere que nadie intervenga ante un eventual ataque armado contra Taiwán y condenó “cualquier amenaza del imperialismo hegemónico”. Es decir, si China invade Taiwán que Estados Unidos se quede de brazos cruzados.

En Venezuela existen dos estaciones de control satelital claves para los intereses de China en el hemisferio. La estación Luepa, ubicada en el Fuerte Militar Manikuyá y la estación satelital El Sombrero, que forma parte de la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales.

“Quedarán con la cabeza rota y sangrando” ha sentenciado China a la isla de Taiwán, tras implantar un cerco militar por dos días. Sumado a estos ejercicios bélicos, China ejerce una guerra diplomática con sus socios tiránicos en Latinoamérica y África.

El papel de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia es vergonzoso, pero no sorprende. Las tiranías regionales han apoyado de igual forma la invasión a Ucrania y algunos países como Cuba incluso han enviado mercenarios al frente.

Mientras la segunda potencia mundial realiza juegos de guerra contra la isla de Taiwán, las cuatro tiranías latinoamericanas cierran filas en favor del invasor. Un papel penoso y peligroso que podría tener consecuencias en Latinoamérica, hasta ahora considerada una zona de paz.


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