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Sábado, 21 de diciembre de 2024
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El cuento corto

Los niños y las pantallas: ¿Cuánto tiempo es demasiado?

El uso de pantallas, como iPads, podría tener efectos negativos para el desarrollo lingüístico, socio-emocional y mental de los más pequeños.
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El cuento corto

De los 10 videos más vistos en YouTube, 6 son para niños. El más visto de todos, el famoso baile del Baby Shark, tiene 13 mil millones de visualizaciones. En Norteamérica, Sudamérica y Europa los canales de YouTube que más dinero generan son dedicados a los más pequeños.

¿Pero cuál es el impacto para los menores de pasar tiempo frente a las pantallas? Aunque aún falta mucho por investigar, tenemos algunas pistas. Hay evidencia que sugiere que los niños menores de 2 años aprenden mejor interactuando con el mundo real, y que utilizar pantallas a esta corta edad puede tener efectos negativos para su desarrollo lingüístico, socioemocional y mental.

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La Organización Mundial de la Salud recomienda un máximo de una hora al día de uso recreativo de pantallas para menores entre 2 y 5 años de edad. Sin embargo, en tiempos recientes muchas de las actividades de los niños - desde la educación hasta la interacción social - pasaron a los espacios digitales.

La psicóloga Viviana Quintero asegura que es mejor enfocarse en el bienestar de los menores que en el tiempo que pasan frente a las pantallas: "Para que una familia pueda evaluar cuándo el uso es excesivo, lo que debería revisar es si su hijo o su hija se está alimentando y durmiendo de una manera adecuada, si está practicando al menos una hora de actividad física intensa al día, si además tiene interacciones sociales de calidad con amigos y familia, y si además tiene al día sus deberes y tareas escolares".

"Si esas cuatro áreas del desarrollo están bien, técnicamente el uso de pantallas no es un uso que esté afectando el bienestar", agrega.

Quintero también subraya la importancia de prestar atención al tipo de contenido que están consumiendo los niños, por ejemplo si es educativo o no, así como al nivel de acompañamiento que tienen por parte de un adulto. . .

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Por otro lado, las pantallas ofrecen un respiro para muchos padres, sobre todo para aquellos que crian a sus hijos sin ayuda. ¿Cuál es entonces la alternativa?

"Una opción sería tener una porción de tiempo de pantallas, una pequeña proporción de tiempo de pantallas, por ejemplo, para los momentos más urgentes. No se, tengo una reunión y necesito que mi hija o mi hija se quede en silencio por un momento. Y para los otros momentos donde puedo estar un poco más pendiente, incluir actividades o juegos no estructurados que le ayuden a los niños a desarrollarse cerebralmente", propone Quintero.

La clave, como en tantas otras cosas, está en el balance.


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