"Mujeres afganas están encarceladas en sus hogares": Khadija Amin, víctima de los talibanes en Afganistán
Desde Madrid y Galicia, España, la periodista Khadija Amin y la activista Massouda Kohistani narraron sus dramáticas historias y las razones por las que desde hace tres años viven en el exilio.
Amin de 31 años, tuvo que casarse obligada cuando tenía 19. Su esposo fue escogido por sus padres y sin conocerlo tuvo que contraer nupcias. Luego de 6 años de matrimonio, de concebir tres hijos y de recibir constantes golpizas, luchó para convertirse en una de las primeras mujeres divorciadas en Afganistán.
“El esposo a mi hermana, le prohibió salir conmigo, conversar o visitarme, porque allá toda mujer divorciada es considera como una prostituta”, afirmó.
Aunque consiguió ponerle punto final a una vida de maltrato físico, quedó en la calle y sin dinero. Sin embargo, luchó para comenzar una carrera que con el paso de los meses le permitió obtener un trabajo en la televisión estatal de su país. Hasta ahí todo iba bien en su vida profesional.
El 15 de agosto del 2021, cuando los talibanes retomaron el control del país, comenzó nuevamente la pesadilla, no solamente para Khadija Amin, si no para casi 20 millones de ciudadanas afganas.
“Ese día, el jefe nos informó junto con otras compañeras que trabajábamos hasta ese día. Que él nada podía decir y que temía por las represiones que podía tomar el nuevo gobierno. Inmediatamente salimos a encerrarnos a nuestros hogares”, manifestó.
Pero, su lucha por ella y las demás mujeres afganas no terminó ahí, tras recibir amenazas de muerte, con la ayuda de una periodista de España, abandonó Kabul 4 días después de la llegada del régimen talibán. Tuvo que dejar a sus tres pequeños hijos, cuyo padre aún tiene la custodia. "Mujeres afganas están encarceladas en sus hogares", lamentó.
El mismo destino hacia España tuvo que tomar Massouda Kohistani, a quien, según cuenta, un hombre de las fuerzas terroríficas de los talibanes le dio una fuerte golpiza luego de narrar lo que estaba pasando en Afganistán en sus redes sociales y a algunos medios de comunicación internacionales.
“Me golpearon y le dije al periodista que completara la entrevista al día siguiente o en otro momento porque no me sentía bien. También estaba asustada por lo que le pudiera pasar a mi familia”.
Salió dejando atrás lo más querido para ella, su madre y un sobrino. Hoy en día ya ambas mujeres en España siguen denunciando las prácticas empleadas por los talibanes contra mujeres y niñas. Durante los últimos tres años ha venido aumentando la represión y se han cercenado todos los derechos, incluso hasta los más elementales.
Según la llamada ley de “la moralidad” aprobada el pasado 21 de agosto en ese país, las mujeres deben taparse desde la cabeza hasta los pies, no pueden aparecer en público, no pueden estudiar en el colegio, mucho menos en la universidad, tampoco pueden practicar algún deporte, hablar, recitar un poema o cantar. “Todas las mujeres están encarceladas en sus hogares y lo único que pueden hacer es respirar”, denuncia con impotencia Khadija Amin.