¿Es viable que el Gobierno de Trump aplique pena de muerte a traficantes de opiáceos?

Estados Unidos continúa encabezando la lista de mayores mercados de estupefacientes en el mundo. La creciente demanda por sustancias ilícitas como los opiáceos sigue estimulando un comercio ilegal valorado en miles de millones de dólares.

Frente a este escenario el presidente Donald Trump, desde New Hampshire uno de los estados donde se registran mayor número de muertes por opiáceos, ha anunciado un plan para reforzar el control y reducir el consumo de este tipo de sustancias. Incluso ha ido más allá y ha pedido que narcotraficantes que comercian con ellas sean condenados a muerte.

Los opiáceos, una de las principales causas de muerte en la unión americana, son un grupo de medicamentos que se usan principalmente para controlar y aliviar el dolor. Sin embargo, mientras unos son utilizados como analgésicos, otros por el contrario son empleados para el consumo de drogas ilegales como la heroína.

Las cifras son alarmantes. Según los centros para el control y la prevención de enfermedades, en 2015 alrededor de 33.000 personas fallecieron por esta epidemia. Y en 2016 la cifra casi se duplicó llegando a cobrar la vida de más de 63.000 personas.

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