Así es el cráter Arenas, la poderosa "boca" del volcán Nevado del Ruiz que presenta cambios de temperatura
El Nevado del Ruiz, cuyo pico alcanza los 5.321 m.s.n.m., no es cualquier montaña para los colombianos. Este imponente volcán, que se eleva sobre la Cordillera Central, marcó para siempre la historia del país con su potente erupción en noviembre de 1985, la cual provocó el deshielo del pico nevado y un posterior deslave de grandes proporciones que arrasó con el municipio de Armero, en el departamento del Tolima, causando la muerte de más de 20.000 personas.
Desde aquella tragedia, una de las peores del mundo causada por un volcán, el Nevado del Ruiz es una de las montañas más monitoreadas de Colombia, en especial su cráter principal, el Arenas, el mismo que en el año 1985 descargó la devastadora fuerza que terminó por sepultar un municipio entero.
El cráter Arenas se ubica en la cima del volcán y tiene una forma alargada que se extiende de forma irregular desde el suroeste hacia el noreste. El diámetro mayor que alcanza la abertura es de 980 metros y tiene una profundidad aproximada de 300 metros.
El interior del cráter está conformado por grandes paredes y una serie terrazas menores que llevan al fondo de la fosa, donde existen varios campos fumarólicos que emiten gases y ceniza casi de forma permanente.
Según el Servicio Geológico Colombiano (SGC), el cráter Arenas que vemos hoy es el resultado de la actividad posterior a las erupciones de los años 1845, 1985, 1989 y 2012. No obstante, este volcán tiene una historia eruptiva de 1,8 millones de años, es decir, que inició su actividad en el Plioceno.
Precisamente, el más reciente informe emitido por el SGC indicó que se mantiene el reporte de anomalías térmicas localizadas en el cráter Arenas, como parte del cambio de actividad que registra el volcán desde el pasado 30 de marzo y que llevó a las autoridades a decretar la Alerta Naranja en la montaña (erupción probable en semanas o días).
Según el SGC, antes del 24 de marzo de 2023, se registraban en promedio 50 sismos por día, pero desde que cambió el nivel de actividad, este número se incrementó drásticamente alcanzando en algunos momentos los 12.000 sismos diarios.
Sin embargo, la entidad resaltó este lunes que esta sismicidad, asociada al fracturamiento de roca dentro de la montaña, disminuyó en los últimos días, razón por la cual resulta muy importante vigilar otros parámetros que muestran que la actividad del volcán sigue siendo muy inestable, como es el caso de la temperatura en el cráter Arenas.
“La persistencia de las anomalías térmicas localizadas en el cráter Arenas son una señal de que hay nuevo magma al interior del volcán”, dijo el SGC en su informe de este lunes 10 de abril.
Por ahora, la actividad sísmica continúa localizada en el sector suroccidental del volcán, a profundidades entre 2 y 4 km y a una distancia del cráter entre 1,7 y 6 km.
También se registra una emisión de ceniza continua, confirmada a través de las cámaras utilizadas en el monitoreo y por reportes de habitantes de las zonas aledañas.
“La altura máxima de la columna de gases y/o ceniza observada este lunes ha sido de 1.800 m, medidos desde la cima del volcán con una dirección de dispersión que osciló entre oriente y nororiente”, precisó el SGC.