En estos momentos difíciles para el Ecuador, todos los sectores políticos, económicos y sociales, deben rodear al presidente Daniel Noboa, lo más importante ahora, es restablecer el orden público, reducir las estructuras criminales y recuperar la gobernabilidad, las diferencias no pueden dividir al país en momentos donde la unidad nacional lo es todo.
En los últimos tres años el Ecuador ha vivido una aguda crisis en materia de orden público, producto de situaciones que no se resolvieron a tiempo y que venían de vieja data. Para el 2023, registró una cifra récord en su historia, donde se presentaron 7.878 homicidios, ese mismo año, en el mes de agosto, asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio, en plena contienda electoral, delito aún sin esclarecerse. La crisis carcelaria y de seguridad fueron detonantes para empeorar la realidad ecuatoriana.
Para tener una idea más clara de la denominada crisis carcelaria del país basta con observar dos centros penitenciarios, el Litoral y el Regional, en Guayaquil. Ambos albergan cerca de 10.000 presos, lo que fácilmente puede ser la cuarta parte de la población carcelaria del país, en ambos complejos mandan los presos, quienes dirigen sus actividades criminales sin pudor y mantienen privilegios, incluso, tienen las llaves de sus celdas. Parte de estos presos obedecen al temido José Adolfo Macías Salazar, alias “Fito”. Todo esto sin que el Estado haya podido tener control alguno de la situación.
En materia de narcotráfico el asunto es aún más complejo, el vecino país se ha convertido en centro de acopio de esta actividad ilegal, debido al almacenamiento, procesamiento y distribución de drogas. Según informes de los Estados Unidos, para el 2019, se calculaba que cerca de un tercio de la cocaína que se producía en Colombia hacía escala en el Ecuador para posterior, llegar a su destino final. Más de 20 bandas criminales, varias de ellas transnacionales, lograron fortalecerse producto de esta situación.
Con la llegada de Noboa al poder y con la promesa de garantizar el orden público en el territorio nacional, se declaró un estado de excepción por 60 días, con el fin de mitigar la crisis carcelaria y de seguridad, también se anunció una consulta popular para que el mismo pueblo avalara el nuevo paquete de medidas que serían más estrictas.
El panorama cambió radicalmente cuando se dio la fuga de alias “Fito”, considerado el peor criminal que tiene el país, posterior, se desató una oleada de actos terroristas donde varios reclusos se tomaron centros penitenciarios, delincuentes entraron a secuestrar en las universidades y otros ingresaron y amenazaron un medio de comunicación que transmitía en directo en ese momento, todo esto, mientras las calles eran un caos del vandalismo. Ecuador vivía y vive los peores días de su historia reciente.
Situación que llevó al primer mandatario de los ecuatorianos a declarar el conflicto armado interno en el país. Con esto, se ordenaban a las fuerzas armadas del Estado, medidas de choque para intervenir de inmediato y restablecer el orden público, bajo el estricto cumplimiento del DIH. También se identificaron, se calificaron de terroristas y de objetivo militar, a varios grupos armados ilegales, la mayoría de ellos de naturaleza transnacional.
Lo que sigue ahora es que Noboa no baje la guardia y combata decididamente a estos grupos terroristas que han llevado al país al caos, adopte medidas urgentes para atender la crisis carcelaria y de seguridad y restablezca el orden público, devolviéndole la tranquilidad a los habitantes del país, su liderazgo es clave para ello.
La comunidad internacional debe acompañar al primer mandatario de los ecuatorianos en estos propósitos, brindándole ayuda en materia de inteligencia, asistencia militar y de recursos, que garanticen el éxito de la operación.
Se debe defender la institucionalidad de un país libre y soberano.
¡Oramos por el Ecuador en estos momentos difíciles y de incertidumbre!
