*Por Arturo McFields Yescas
Desde hace dos años, quizás tres, se comenzó a hablar de la nueva estrategia para lidiar con el tirano de Venezuela. Menos sanciones, más diálogo y por supuesto más petróleo. Sin embargo, la gran sorpresa fue María Corina Machado. Eso nadie lo vio venir.
La dirigente opositora desbarató los planes de la dictadura. Un 92% de respaldo popular le dio el lugar que Maduro y la comunidad internacional le negaban. Ella ha dejado claro que su lucha es hasta el final y que la dignidad del pueblo no se negocia.
La cohabitación es un cáncer que se niega a morir de vejez. Un ex alto funcionario estadounidense, de cuyo nombre no quiero acordarme, dijo que “lo más importante no es el candidato sino el proceso”. Se equivocó. María Corina Machado ha demostrado que si existe diferencia.
El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es otro devoto de la cohabitación con el tirano. Ha dicho, con harto cinismo, que la oposición debe dejar de lloriquear y buscarse otro candidato. Es decir que el chavismo siga haciendo añicos al país por 25 años más.
La derrota moral. El Partido Socialista Unido de Venezuela realizó un simulacro de primarias. Según el oficialismo, 4.2 millones de militantes participaron en la “Consulta, debate y postulación”. En la práctica jamás hubo consulta, ni mucho menos debate. Maduro siempre fue el candidato único.
Bajo la sombra de Chávez. El 5 de marzo, fecha de fallecimiento de Hugo Chávez, el Consejo Nacional Electoral anunció la celebración de elecciones presidenciales el próximo 28 de julio, justo el día del nacimiento del tirano. ¿Todavía alguien duda que habrá fraude en Venezuela?
Maduro quiere una oposición sumisa y omisa. Complaciente y nominal. Los candidatos de papel ya están listos. Fueron diseñados a la medida de las aspiraciones del tirano. Dicen que quieren salvar a Venezuela, pero solo quieren salvarse a sí mismos. Canibalismo político.
Una farsa bien observada. El régimen de Venezuela ha sentado las bases para un fraude monumental que inhabilitó a la competencia real. Ahora se anuncia la invitación a observadores de la ONU, CARICOM, CELAC, Unión Europea y hasta la Unión Africana.
Que quede claro: Venezuela no tendrá elecciones sino votaciones al estilo Cuba y Nicaragua. Un proceso lleno de inhabilitaciones, persecuciones y cárcel. Es por eso que el tirano necesita una oposición nominal y una observación colaboracionista. Actores de reparto para garantizar su farsa.
El mundo al revés. Mientras la comunidad internacional tiene como prioridad contener la migración y garantizar el petróleo, para los venezolanos lo más importante es la libertad y el fin de 25 años de régimen corrupto, inepto y empobrecedor.
Aunque la dictadura y sus lobistas han logrado vender el cuento de la cohabitación y la olla de petrodólares al final del arcoíris, Maduro no escapará de la Corte Penal Internacional. Una orden de captura es casi inminente. La justicia tarda, pero al final siempre llega.
*El autor es periodista exiliado, exembajador de Nicaragua ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).