El gesto de la entrega de tarjetas de Navidad que busca llevar esperanza a un sufrido pueblo de Irak
En Nochebuena, un autobús lleno de voluntarios se detuvo en Qaraqosh con cajas llenas de tarjetas de Navidad, para darle un poco de alegría a este pueblo cristiano que ha sufrido ataques del grupo yihadista Estado Islámico.
Bajo un cielo teñido de rosa antes del anochecer, llegaron con cajas de cartón llenas de tarjetas navideñas, que llevan mensajes manuscritos provenientes de todo Irak, un país de mayoría musulmana.
"Un deseo especial para nuestros hermanos cristianos", se lee en una tarjeta firmada en Basora, una ciudad portuaria del sur del país.
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A pie, los voluntarios de la iniciativa Tahawor, que significa diálogo en árabe, y otros grupos repartieron alrededor de 1.400 tarjetas a los habitantes de esta ciudad del norte de Irak, devastada como otras localidades de la provincia de Nínive por el grupo Estado Islámico (EI) en 2014.
Esta provincia, cuya capital es Mosul, fue liberada en julio de 2017 tras tres años de ocupación por parte del grupo yihadista.
"Es una gran iniciativa", dijo Rand Khaled, después de recibir una tarjeta de Navidad frente a la iglesia de Qaraqosh.
Iba vestida con su mejor atuendo de fiesta, un abrigo color chocolate.
"Necesitamos iniciativas como esta de vez en cuando, porque las personas que no conocen estas áreas deben absolutamente comenzar a descubrirlas", declaró a la AFP.
Es difícil obtener cifras oficiales, precisas y recientes de los cristianos en Irak. Según la oenegé Hammurabi, que milita por la defensa de los derechos de la minoría cristiana en Irak, hoy son entre 300.000 y 400.000 frente a los 1,5 millones que había antes de la invasión de Estados Unidos en 2003, que derrocó al exdictador Sadam Husein.
Se trata de una pequeña minoría de los 40 millones de habitantes, la mayoría de ellos musulmanes chiitas.
A principios de diciembre, el Vaticano anunció que el papa Francisco visitaría Irak en marzo, primera visita histórica de un pontífice.
- Tarjetas de todo Irak -
Las tarjetas procedían de todo Irak: Bagdad, la capital; la ciudad santa chiita de Nayaf, Salaheddine en el oeste, la cercana Mosul y Dohuk, más al norte.
Fueron empaquetadas en decenas de cajas y recorrieron hasta 950 kilómetros. El convoy fue bloqueado, en ocasiones, en los puestos de control a lo largo del camino, hasta que llegó a Qaraqosh.
Además de los mensajes escritos, cada tarjeta llevaba un símbolo especial dibujado a mano de la provincia de la que fue enviada.
Las de Basora presentaban los reconocidos puentes colgantes de la ciudad costera, con Papá Noel y sus renos volando por encima.
Las felicitaciones navideñas enviadas desde Bagdad mostraban un segmento del monumento Tahrir, que daba a la plaza del mismo nombre donde estallaron protestas masivas contra el gobierno el año pasado. Y las tarjetas de Salahedin mostraban la Gran Mezquita de Samarra y su minarete en espiral, que se asemeja un poco a un árbol de Navidad.
Farmacéuticos, sastres, el dueño de una tienda y un vendedor de teléfonos móviles, originarios de la provincia de mayoría sunita de Salhedin, firmaron estas cartas enviadas a sus compatriotas de Qaraqosh.
Después del devastador dominio que ejercieron los yihadistas del EI en esta zona, la ciudad está comenzando a reconstruirse lentamente con fondos de organizaciones internacionales y de algunos de sus residentes.
Poca gente viene a visitar la ciudad, por eso la entrega de las tarjetas la víspera de Navidad fue un gesto especial.
"Tras la guerra en esta provincia, hubo una especie de alejamiento entre las diferentes comunidades", declaró Imad al Sayer, un militante de Mosul que ayudó a distribuir las tarjetas.
"Lanzamos esta iniciativa y, si Dios quiere, estas cartas serán mensajes constructivos, que aportarán cambios positivos a las colectividades de esta provincia", subrayó.
