La boxeadora argelina Imane Khelif, polémica por su condición que ponía en duda su género, gana oro en los Juegos Olímpicos París 2024
La argelina Imane Khelif, una de las dos boxeadoras de los Juegos Olímpicos París-2024 envueltas en una polémica por su condición de hiperandrogenismo que ponía en duda su género, conquistó este viernes la medalla de oro olímpica del peso wélter (-66 kg) aclamada por miles de aficionados de su país.
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Khelif logró su primer título olímpico al batir a la china Yang Liu por decisión unánime y lo celebró dando la vuelta al ring de la pista central de Roland Garros levantada en volandas por su equipo.
Con sus camisetas y banderas, la afición argelina tiñó de verde las gradas de la emblemática pista tenística, prácticamente llena con unos 15.000 aficionados.
Al entrar Khelif fue vitoreada con un sonoro estruendo, mientras que su rival Yang Liu era abucheada por una parte del público.
Gritos de "Imane, Imane" alentaron a la argelina durante los tres asaltos, en los que dominó completamente a su rival, campeona mundial el año pasado.
Cuando se anunció el veredicto, la campeona saltó de alegría antes de saludar a su oponente y alzarle el brazo en señal de reconocimiento.
El triunfo culmina un recorrido de Khelif por estos Juegos que estuvo envuelto en críticas de algunas rivales y políticos conservadores como Donald Trump, que pusieron en duda que sea una mujer debido a que el año pasado no superó una prueba de género en el Mundial femenino.
La púgil taiwanesa Lin Yu-ting, también descalificada del Mundial por el mismo motivo, peleará por el oro el sábado en la final del peso pluma (-57kg) ante la polaca Julia Szeremeta.
La Asociación Internacional de Boxeo (IBA), que descalificó a Khelif y Lin de su Mundial el año pasado, dijo esta semana que ambas fueron sometidas a "pruebas genéticas que demuestran que son hombres".
Del otro lado, tanto el Comité Olímpico Internacional (COI), que le retiró la organización del boxeo olímpico a la IBA por falta de transparencia, como los gobiernos de Argelia y Taiwán han defendido enérgicamente a sus boxeadoras, afirmando que nacieron y se criaron como mujeres.