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Domingo, 22 de diciembre de 2024
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Arturo McFields Opinión

OEA celebra Asamblea General con timidez ante dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua

Lea aquí la columna de opinión de Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la OEA y miembro del Cuerpo de Paz de Noruega.

La Organización de Estados Americanos celebra esta semana su 53 Asamblea General con una pierna rota. No abordará las denuncias contra Petro en Colombia, ni los crímenes de lesa humanidad en Cuba y Venezuela.

El Presidente de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva, una semana antes de la Asamblea General, envió a la OEA una propuesta para lavar la imagen de Daniel Ortega, responsable de 355 asesinatos y 530 ataques a la iglesia.

No esperar mucho. La 53 Asamblea General abordará una agenda light sobre cambio climático, derechos de la mujer, derechos humanos y quizás una participación especial del Presidente Volodímir Zelensky.

México. El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha pasado de criticar a la OEA a pedir su exterminio total. Sin embargo, ha fracasado al igual que fracasó con los candidatos que intentó llevar al BID, la OPS y la misma OEA.

México destina casi 7 millones de dólares anuales a la OEA, el cuarto aporte más alto. Pese a esto, AMLO pareciera estar empecinado en querer destruir la organización desde adentro. Ataca la democracia y los derechos humanos. Vergonzoso.

Argentina. El país sudamericano ha mantenido una postura gemela con México. Defienden a las dictaduras de Cuba y Venezuela, pero se desmarcan de forma positiva sobre los crímenes en Nicaragua y los presos políticos de Ortega.

Brasil. El Presidente Lula ha llegado a la OEA con una agenda bien clara: lavarles la cara a los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Cambiar la narrativa, es decir, mentir una y mil veces.

Brasil es hoy el abogado de las dictaduras de las Américas. Por primera vez desde el estallido social de 2018, el tirano de Nicaragua cuenta con el respaldo de un Estado dispuesto a ensuciar su reputación para lavar sus crimines.

Chile. El gobierno del Presidente Gabriel Boric ha sido consecuente y consistente en su defensa de la democracia y los derechos humanos, dentro y fuera de la OEA.

Bolivia. La Asamblea General de la OEA guardará un escandaloso silencio sobre la situación de Bolivia, denuncias de narcotráfico, corrupción y arrestos a lideres opositores críticos de Evo Morales y Luis Arce.

Colombia. El Presidente Petro quiere que la OEA se transforme. Que la Carta Democrática Interamericana baje la guardia y se adapte al standard de las dictaduras de Cuba y Venezuela. Una OEA ciega, sorda y muda.

Centroamérica y República Dominicana. La región está plagada de corrupción, narcotráfico y autoritarismo. Pese a esto, Costa Rica, República Dominicana y Panamá todavía siguen siendo una voz importante en favor de la democracia.

El Caribe. Poco más de una docena de países caribeños mantienen una agenda propia en la OEA. Simpatizan y defienden a morir a la dictadura de Cuba, pero se dividen respecto a los tiranos de Venezuela y Nicaragua.

La correlación de fuerzas en la OEA. Unos 23 Estados callan sobre los regímenes autoritarios, versus 9 democracias críticas. Es por ello que jamás se abordará la libración de 1,400 presos políticos en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Jamás.

Todavía hay esperanza. A pesar de que la democracia se cotiza a la baja, la OEA sigue teniendo mayor fortaleza y beligerancia que la CELAC, el ALBA, Grupo de Puebla o el infame Foro de Sao Paulo de Lula.

La OEA tiene fundamentos sólidos que van más allá de las ideologías de turno. La democracia y los derechos humanos siguen siendo la piedra angular que sostiene firme sus bases, a pesar de las mareas rosas y las dictaduras rojinegras.

El autor es periodista exiliado, exembajador ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega.

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