Potencias mundiales reaccionan al ataque que provocó la destrucción de una importante represa en Ucrania
La represa de Kajovka, situada en una parte ocupada por Rusia en la región ucraniana de Jersón sobre el río Dniéper y a 150 km de la central nuclear de Zaporiyia, fue destruida este martes tras varios ataques.
La explosión en la gran estructura provocó la evacuación de varias poblaciones cercanas debido al riesgo de inundaciones por la gran cantidad de agua que se liberó.
Aunque no se conocen detalles sobre los autores del ataque, tanto Rusia como Ucrania han lanzado acusaciones cruzadas.
Mientras el Kremlin denuncia que se trató de “múltiples ataques” por parte de las tropas de Volodímir Zelenski, Kiev señala que los soldados de Putin intentaban, con la explosión, “frenar” la ofensiva.
"Se trata sin duda de un acto de sabotaje deliberado de la parte ucraniana, que fue planificado y ejecutado por orden de Kiev", aseguró el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
El consejero de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, dijo que “el objetivo de los terroristas es evidente: crear obstáculos para las acciones ofensivas de las fuerzas armadas" ucranianas.
Mientras tanto, el responsable de la administración militar ucraniana en Jersón, Oleksander Prokudin, reportó que algunos pueblos cercanos a la represa están "completa o parcialmente inundados”.
En contraste, el encargado del gobierno de Jersón nombrado por Rusia, Andréi Alekseyenko, contrarió la versión de Prokudin y dijo que ninguna gran población se encuentra en peligro.
No obstante, la gran preocupación ahora es para la comunidad internacional, que además de temer una escalada en el conflicto, prevé afectaciones al sistema de refrigeración de la central nuclear de Zaporiyia, pues este depende de la represa.
La ONU envió un parte de tranquilidad y dijo que "los expertos del OIEA en la central nuclear de Zaporiyia están vigilando de cerca la situación, no hay un riesgo inmediato de seguridad nuclear en la planta".
Las reacciones al suceso
Una de las primeras voces sobre la destrucción de la represa fue la del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien denunció la "brutalidad" de la guerra que lleva adelanta Rusia en Ucrania.
"La destrucción de la represa Kajovka hoy pone en peligro a miles de civiles y causa graves daños ambientales. Este es un acto escandaloso, que demuestra una vez más la brutalidad de la guerra de Rusia en Ucrania", apuntó Stoltenberg.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se pronunció y atribuyó el ataque a las tropas de Vladimir Putin.
Guterres calificó lo sucedido como "catastrófico" y expresó su malestar por las consecuencias del daño en la represa, entre ellos, riesgos adicionales para la planta nuclear de Zaporiya.
"La tragedia de hoy es otro ejemplo más del horrible precio de la guerra para la gente", dijo Guterres, quien agregó que el suceso es "otra consecuencia devastadora" de la invasión rusa a su vecino.
La Casa Blanca, por su parte, expresó que habrá "probablemente muchas muertes" después del ataque, pero agregó que aún carece de evidencia concreta para decir quién estuvo detrás del acto.
Estados Unidos "no puedo decir de manera concluyente lo que sucedió en este momento", dijo a periodistas el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
La Unión Europea (UE), a su turno, prometió "la ayuda necesaria" a Ucrania tras la destrucción parcial de la represa, informó el jefe de la diplomacia ucraniana tras una conversación telefónica con su homólogo europeo Josep Borrell.
"La UE está dispuesta a suministrar la asistencia y ayuda humanitaria necesarias para atenuar las consecuencias de esta catástrofe provocada por Rusia", indicó Dmytro Kuleba.
