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Una masacre impune: A 18 años de abril del 2002

Una masacre impune: A 18 años de abril del 2002
Los hechos del 11 de abril, donde murieron 19 personas y un centenar resultó herido, sacudieron al país y resonaron en el mundo entero

Este sábado se cumplen 18 años desde los hechos de Abril de 2002 en Venezuela, que derivaron en la renuncia temporal de Hugo Chávez y la asunción al poder por parte de Pedro Carmona Estanga por 48 horas.

Una multitudinaria manifestación, de las más grandes que se han presenciado en Venezuela con más de un millón de ciudadanos presentes, tuvo lugar en Chuao el 11 de abril y, tras dirigir la marcha al Palacio de Miraflores, la represión y el enfrentamiento con colectivos armados a favor de Chávez dejaron 19 muertos y más de 100 heridos.

El esfuerzo de la ciudadanía fue colosal. En diciembre del año anterior se convocó el exitoso paro cívico que logró paralizar gran parte de la economía, con especial efecto sobre la producción petrolera.

El 9 de abril se inició una huelga general convocada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y Fedecámaras. Aunque la convocatoria suponía la paralización por 24 horas del sector comercial, su éxito llevó a los manifestantes a declararla indefinida al día siguiente, el 10 de abril.

Desde el inicio de la huelga, simpatizantes del chavismo se congregaron en los alrededores de Miraflores.

Para el 11 de abril, la oposición había convocado una marcha que tenía como objetivo recorrer el este de Caracas y cerrar en la sede de Pdvsa en Chuao. Pero el descontento era abrumador.

- "¡A MIRAFLORES!" -

Ante la represión policial que impidió el avance de la manifestación, la ya harta ciudadanía, dirigida por sectores de la oposición, acuñaron la consigna que terminaría desencadenando el caos: "¡A Miraflores!".

Entre gases lacrimógenos y disturbios, los ciudadanos avanzaron, decididos a acabar con el gobierno opresor de Chávez.

Fue entonces cuando el tirano inició la ofensiva. "Activen el Plan Patria", fue su orden. Ese plan no era otra cosa que reprimir a los manifestantes y dispersarlos. O como el mismo Juan Barreto, ex-alcalde de Caracas, expresó en aquel entonces: "La orden es defender la revolución, sea como sea".

Mientras tanto, el canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV), bajo el control estricto del chavismo, comenzó a llamar a los oficialistas a "defender su revolución".

A medida que la marcha avanzaba, la tensión aumentaba.

Al llegar a la Avenida Urdaneta, específicamente al encontrar el Puente Llaguno, el enfrentamiento entre oposición y oficialismo, desproporcional como de costumbre, no se hizo esperar.

Francotiradores y militares dispararon a la ciudadanía en una escena miserablemente violenta. La entonces Policía Metropolitana los enfrentó. Se reportaron las primeras muertes y muchos habían sido heridos.

- Pantallas divididas -

El enfrentamiento fue televisado minuto a minuto, con un grado de detalle que resultó hasta estremecedor. Ante el llamado de Chávez a la calma por medio de cadena nacional, los medios dividieron las pantallas: a un lado, el discurso del tirano; al otro, la masacre contra la ciudadanía.

19 muertos y cientos de heridos fueron reportados ese día. Entre ellos, opositores y oficialistas.

Inmediatamente, los líderes de oposición responsabilizaron a Chávez de planificar el atentado contra los manifestantes. El mundo entero observaba, silente y asombrado.

En ese momento, simpatizantes del chavismo en la esfera política comenzaron a deslindarse. Uno de ellos fue Luis Manuel Miquilena, quien fuera Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999. "Chávez tiene las manos ensangrentadas", fue su declaración.

Por su parte, el General Manuel Antonio Rosendo, jefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada en aquel entonces, decidió rechazar las órdenes de represión emitidas por Chávez. En su lugar, le ofreció dos opciones: irse bien custodiado hasta Maiquetía o renunciar y permanecer en el país para ser enjuiciado.

“Hugo Chávez no me dejó que le hablara de la segunda opción, escogió rápidamente la primera y, de una vez, pidió ser llevado a Cuba”, declaró posteriormente Rosendo, quien sería dado de baja más tarde en octubre.

Horas más tarde, durante la madrugada del 12 de abril, el entonces Ministro de Defensa, el General Lucas Rincón, anunciaba la solicitud de renuncia de Chávez como jefe de Estado. "La cual aceptó" fue la frase que abundó los titulares al día siguiente.

No obstante, jamás fueron presentadas pruebas que respaldasen las declaraciones del general Rincón. El Gobierno argumentó después que la renuncia nunca se produjo, puesto que no se firmó ningún documento y que, de haberse firmado, hubiese sido ilegal una renuncia bajo presión militar.

- "El carmonazo" -

Poco después, Chávez fue detenido y trasladado inicialmente a Fuerte Tiuna, mientras Pedro Carmona Estanga se juramentaba como presidente transitorio.

Su primer acto oficial fue la disolución de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, así como la suspensión de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del contralor, y de la Defensor del Pueblo, de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules como también de las Misiones Permanentes Diplomáticas.

Carmona también quiso derogar las 49 leyes habilitantes que otorgaban extra poderes a Chávez, e intentó cambiar la Constitución al reponer el nombre de República de Venezuela.

No duró. Simpatizantes del chavismo rodearon empresas privadas, canales de televisión (incluido VTV), y se concentraron en varias zonas del país. Violentamente, como acostumbran, retomaron el control del canal del Estado y se transmitió a quien fuera el vicepresidente de Chávez, Diosdado Cabello, siendo juramentado como presidente temporal hasta que Hugo Chávez pudiese retomar el poder.

- De Fuerte Tiuna a la Orchila, de Orchila a Miraflores -

Tras la solicitud de renuncia, Chávez fue trasladado a la prisión militar de La Orchila, "complacido" por su gabinete. Pidió la compañía del padre Baltasar Porras, entonces miembro de la conferencia episcopal, a quien Chávez ya había insultado más de una vez.

El día 13 de abril, una avioneta trasladó a Chávez nuevamente hasta Caracas, abandonando al padre Porras en las costas. Desde Fuerte Tiuna, Chávez emitió una nota indicando: "No he renunciado al Poder legítimo que el pueblo me dio".

Los simpatizantes de Chávez se mantenían protestando frente al Palacio de Miraflores y en la Brigada de Paracaidistas en la ciudad de Maracay.

El general Raúl Isaías Baduel, quien hoy tiene más de 11 años siendo preso político del régimen chavista, se opuso al gobierno de Carmona, y empezó a buscar activamente el modo de restaurar a Chávez en el poder.

El 14 de abril, Chávez fue repuesto como presidente de Venezuela.

- Décadas de impunidad -

“Nunca se inició una investigación de los hechos”, aseguró en su momento el abogado del Foro Penal Venezolano, Gonzalo Himiob. “De las 79 las investigaciones abiertas sobre las 19 muertes y los centenares de lesionados de esos días solo cuatro llegaron a juicio. Solo en dos de esos cuatro juicios se produjo condena. Esto no significa que se haya hecho justicia”.

Guillermo Aveledo Coll, por su parte, cree que "Chávez gozó de una continuada impunidad; no fue enjuiciado en 1992 y tampoco en el 2002, eso le dio una especie de holgura para hacer a sus anchas, para no asumir responsabilidades sobre las acciones violentas en las que se involucró”.

Hoy en día, el heredero de Chávez continúa el legado de opresión que arreció ese terrible e inolvidable abril.


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